Ágil, altero sus emociones.
Bateo palabras.
Dejo acribillarse disimulando el colapso,
negando hacia el mundo que ese ser espiralado comenzaba a anudarse en su interior. Le resulta inevitable no dejarse descubrir frente a su mirada hipnótica,
la condena más a él.
Intenta con su razón,
convencerse de no anidarlo dentro suyo,
aquel hechicero la desarma entre caricias y ella,
envuelta en su presencia,
no logra más que nombrarlo vencedor...
Se halla, enroscada y alterada dulcemente por su intensa magia...
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